Es natural de Catacaos, pueblo de artistas. En la década de 1970 empieza a burilar mates, cuando ya nadie lo hacía en su localidad, pues, los últimos mates decorados con la técnica al ácido sobrevivían en las picanterías como objetos domésticos. El azar, la necesidad y la presencia de los propios mates, aguijonearon su talento y don Juan comenzó a recuperar las técnicas del quemado con ácido, el burilado y el desvastado. La habilidad en el dibujo es un don natural en él, pero le fue perfeccionado por su madre que era joyera y grabadora. Empezó burilando rosas y paulatinamente fue creciendo en complejidad compositiva. De esta manera empezó el renacimiento del mate piurano. Una vez dominadas las técnicas, don Juan emprendió el rescate de la vida y costumbres de su Catacaos natal, a la vez que empezó a plasmar sus propias vivencias. Para mayor comodidad, el maestro prefiere los mates grandes y redondos, como las lapas, para ilustrar las costumbres locales; mientras que los alargados, denominados huiros, le sirven para caricaturizar a ciertos personajes. En marzo de 2010, en mérito a su trayectoria como creador y por su labor de salvaguardia del mate decorado de Catacaos, don Juan Ramos fue distinguido por el Instituto Nacional de Cultura como Personalidad Meritoria de la Cultura Peruana.
